LA RESPUESTA DE ORIENTE

¿COMO RALENTIZAR LA ECONOMIA DE ORIENTE Y, COMO RESPUESTA, AHORA LA NUESTRA?

Occidente ha perdido la carrera económica, ahora casi nadie duda de ello. En un mundo globalizado, las empresas no tienen ni patria ni rey. Oriente, además de otras áreas emergentes, recupera su antigua preponderancia económica. ¿Cómo se intentó limitar su crecimiento o, al menos, retrasarlo...?

Europa tiene experiencia en la creación de barreras arancelarias supuestamente ecológicas, incluso dentro de la propia Unión, que protegían en su momento los intereses de las empresas de los países que llevaban la batuta.

A principios de los ochenta, se descubre la corriente marina anómala ENSO en el Pacifico, que de hecho siempre ha existido y era conocida por los pescadores peruanos desde hace siglos, mucho antes de la revolución industrial, como la corriente del “Niño Jesús”.

Nirenberg y otros, consideraron al principio que se trataba de un fenómeno nuevo producido por el aumento de la temperatura media de la Tierra durante el siglo XX.

Por otra parte, las sondas rusas Venera habían llegado a Venus descubriendo unas dantescas condiciones en la superficie del planeta producidas por su densa atmósfera de CO2, que después se ha visto se debían a otra causa física, aunque no divulgada.

Las ancianas teorías de Arrenius y otros se rescatan del olvido. Empieza a tomar cuerpo que el CO2 puede ser un argumento útil y sobretodo utilizable.

Es posible moderar el crecimiento de las economías emergentes mediante controles “técnicos” ya que la técnica era patrimonio todavía de Occidente.

EL CONTROL DEL CO2, LA GRAN ESPERANZA BLANCA

El control del exiguo 0.04% de CO2 que compone el conjunto de la atmósfera terrestre es una buena salida a la idea de ralentizar el crecimiento de las economías emergentes, principalmente orientales.

Por otra parte, y eso es cierto, el petróleo no es inagotable: si no se toman soluciones, a medida que las reservas de oro negro se vayan limitando, los precios del crudo se dispararán, como de hecho sucedió durante la crisis del Canal de Suez en los años 70.

Todos los políticos occidentales están de acuerdo en buscar alternativas al petróleo. No se puede volver a pasar por lo mismo y por la dependencia de la OPEP… Hay que buscar soluciones drásticas. Controlar a nivel mundial las emisiones de CO2 parece una medida apropiada y así se matan, no dos, sino tres pájaros de un tiro: limitación del consumo de petróleo y de la dependencia consecuente a la OPEP, ralentización del desarrollo de los países emergentes en espera de la readaptación de la economía occidental y, por último, creación de nuevas tecnologías, evidentemente fáciles, ya que no necesitan ser competitivas en un mercado protegido.

Al principio, a los gobernantes americanos la idea de la problemática del CO2 no les parece válida. Es un país productor, con sectores comprometidos con el petróleo, y sobretodo, es la principal nación productora de ciencia y, por tanto, encontrará dificultades para conseguir “autos de fe” entre sus científicos. Pero, las expectativas de nuevas tecnologías fáciles y rentables como los molinillos de viento o los espejos calefactores son prometedoras y, pronto se presentan lobis patrocinadores…

Todo se basa en conseguir un buen adalid. Lo será Al Gore. Hubiera sido deseable un gran científico, premios Nobel no le faltan, incluso algunos vinculados originalmente al cambio climático de origen antrópico, pero grandes cerebros auténticos especialistas en geofísica como Fred Singer y otros se manifiestan contrarios. Como veremos el futuro IPCC recibirá el premio Nobel, pero no el que sería lógico, el de física. Recibirá el premio Nobel de la paz, premio en gran parte destinado a los políticos y de política se trata, no de ciencia.

Nadie duda que la salvaguarda del medio ambiente sea una cuestión prioritaria para la defensa del futuro de la humanidad, pero ponerse ahora en contra del poco alimento de CO2 que les queda a las plantas tras la explosión biológica de la eras primaria y secundaria, parece un poco absurdo. Además, la temperatura media estándar de la Tierra, reducida tras la explosión principalmente del volcán Tambora en 1815, se alcanzara en pocas décadas y ni el mercurio ni el CO2 seguirán subiendo según lo previsto. Esperemos que no se de una erupción VEI VI o superior en los próximos años o que no caiga ningún asteroide. En las próximas décadas será difícil certificar más allá del aumento de los micro-climas urbanos, el aumento descomunal de las temperatura global prevista patrocinada por el IPCC. Pero si sucede alguna gran erupción las temperaturas se desplomarían y con el todo el sistema. La gran vergüenza de Occidente llegaría demasiado pronto.

EVITAR LAS REVOLUCIONES CULTURALES

El duro periodo histórico que sufrió China, desde “El gran salto adelante” (1960) hasta el fin de la “Revolución Cultural” (1975), fue causantes de una hambruna que mató a 30 millones de personas e hizo que todo un partido comunista chino se replanteara la necesidad de girar 180 grados el rumbo de su sistema económico y adentrarse en la, esta vez incluso milagrosa, selva de la economía libre.

El sistema chino actual es sencillo: la política no debe entrometerse mucho en la economía y ésta debe dejar hacer al partido comunista su labor a largo plazo. China es el país de la paciencia y de las largas marchas...

Por el contrario, las economías inter-electorales occidentales tienen sólo cuatro años de media para endeudarse en lo posible, lo que siempre a nivel de partido es conveniente. Endeudarse significa: comer y dar de comer incluso hasta hartarse y, sobretodo, que la siguiente legislatura de la oposición limpie los platos…

La crisis actual nos debería hacer aprender de la historia y ver que la intromisión política en la economía causa grandes y pequeñas pero siempre nefastas revoluciones culturales. Incluso el monetarismo de Friedman y Greenspan, una estructura económica “casi” libre, no ha dado resultados positivos, por culpa de “casi”.

El partido comunista chino no tiene que enmarcar realizaciones de cara a su opinión publica. Tiene todo el tiempo del mundo y una capacidad de ahorro que le permite dejar dinero a los derrochadores electorales occidentales. Con el tiempo podrá enmarcar su política con los hilos de oro que ya mueven ahora la economía mundial.

Si vemos los mayores bancos en capital y beneficios de actualidad, los primeros son todos chinos. También vemos que su balanza de pagos tiene un superávit de 500.000 millones anuales. Por el contrario, por ejemplo, el déficit norteamericano es del doble. Todo ello dentro de una continuidad que no parece que vaya a cambiar de rumbo.

China se libró de su revolución cultural, o lo que es lo mismo, de su cultura económica anti-liberal que la llevo a los límites del desastre, pero quizás ha sabido influir o inducir en otras “revoluciones culturales” occidentales semejantes a través de determinados partidos, es decir, la supeditación casi absoluta de la economía por la acción política, no a nivel del moderado monetarismo, sino de forma integral, a partir de una serie de agendas que tienden a paralizar la economía occidental, quizás para hacerla más barata para los únicos que tengan los recursos para comprarla.

Las últimas crisis tienden a reducir la economía occidental constantemente. Es probable, que alguien nos esté devolviendo el eco-regalo envenenado que los occidentales intentamos introducir en Oriente en su momento y ahora tengamos que pagarlo con la ayuda de algunos que incluso estén convencidos que actúan de buena fe, aunque ellos sabrán bajo que prebendas...