FIBONACI TRAJO LOS ORÍGENES DEL RENACIMIENTO A GRAN PARTE DE OCCIDENTE

A Leonardo de Pisa, “Fibonaci” se le atribuye la importación a “Occidente”, o más bien a la cultura cristiana que administraba  nuestra historia; la numeración árabe-india que vino a substituir a la menos algebraica y versátil numeración romana, sobretodo por la incorporación del cero.

Entre las técnicas matemáticas importadas por Fibonaci desde el norte ya islámico de Africa, se encuentra además la serie o sucesión de Fibonaci y, sobretodo el calculo de proporciones o la denominada regla de tres; algo tan capital y sencillo, porque responde a nuestra forma más básica de ordenar experiencias en la memoria, en función del orden temporal y de sus intensidades, ya sean experiencias positivas agradables o negativas desagradables o dañinas.

Nuestro cerebro es pues una gran maquina de resolver “proporciones” por comparación y asociación de las experiencias inmediatas con las que guardamos en la memoria. La regla de tres es, por tanto, la forma más biológica e intuitiva de cálculo.

En los países que más se insiste en la educación de los niños sobre el tema de la resolución de problemas de proporciones, más se siembra en su preparación matemática y en que: el cálculo no sea un suplicio a olvidar en cuanto se pueda…

Las consecuencias de un país donde sus habitantes, en general, no saben resolver problemas de proporciones son evidentes: mayor abandono de las ciencias y de la tecnología, menor preparación de sus dirigentes, menor sentido crítico en la información; lo que en suma lleva a: un mayor grado de corrupción, endeudamiento y, por tanto, dependencia externa.

Un ejemplo de conocimiento numérico crítico en la información: la marcha por la paz en Washington, liderada por Martin Luther King, la de: “he tenido un sueño”…, una de las mayores manifestaciones de la historia, convocó entre 200.000, según la policía y 300.000 los organizadores, el número de personas que acudieron a una extensa área superior a 200.000 metros cuadrados de la capital norteamericana.

En épocas no muy distantes, en Madrid, en la plaza de Oriente, con una extensión cuatro o cinco veces menor, la organización política del momento llegó a cuantificar en un millón los asistentes a una de las varias manifestaciones agrupadas en dicha plaza.

Otro ejemplo de proporciones: se puede hablar incluso de un par de millones los asistentes a una manifestación a través en un paseo de 42 metros de ancho, que permite el paso de 50 personas por fila apretada, cuando su marcha, por la densidad es bastante inferior a un kilómetro por hora. ¿Cuánto tiempo tardarían en pasar y que longitud tendría la manifestación?...

Respuesta: entre 10 y 20 kilómetros de longitud, 20 para no pisarse las suelas y, por tanto, entre 10 horas y casi un día y una noche para recorrer dicho espacio. A menor densidad, aumentaría la velocidad, pero también la longitud de la manifestación.

Hubiera sido creíble que en la “marcha por la paz” se hubieran dado cifras millonarias por los organizadores.

En un país con cultura numérica, seguro que no. En este tipo de países se puede exagerar el número, pero no el número de cifras.