ESTA ES MI ECOLOGÍA Y, SI CONVIENE, PUES TENGO OTRA...


LAS REALIDADES TECNOLÓGICAS CONTRA LAS LETRAS POLÍTICAS 2



Salvo Alemania y España, ahora todos miran con otros ojos a la energía nuclear.


Incluso la eco-sistémica Suecia va a instalar nuevas centrales nucleares ante la necesidad de tener una alternativa a la actual crisis político-energética.

La restauración de la nueva guerra fría, más fría todavía por la falta de recursos energéticos, conlleva a desdecirse de lo eco-dicho, sobretodo en Europa.

La guerra de Ucrania y el enfriamiento político, además de energético, ha hecho renacer la economía de bloques, sin duda un freno incluso deseado por algunos a la evolución de la economía global.

Ahora casi todos los países, y en un futuro muy próximo todos los demás, se plantean la creación de nuevas centrales nucleares, también de un nuevo modelo que podríamos denominar “de bolsillo”,

que pueden estar basadas incluso en pequeños reactores “portátiles” que además, por proximidad, no requieren de grandes tendidos eléctricos ni de muy altas tensiones.

Existen bastantes modelos, como los refrigerados por sales fundidas, también con elementos actínidos distintos al clásico uranio o plutonio, basados en átomos de torio cuya excisión origina elementos radiactivos algo menos problemáticos.

Se pretende que la producción nuclear en Europa se quintuplique antes del 2050.

Como decíamos en otros artículos ya que el futuro irrealizable se acerca y hay que afrontar las quimeras imposibles, las leyes políticas tienen que acercarse a las distantes leyes físicas, las que antes no fueron consideradas por el macro-mundo político vinculado principalmente a las letras más disparatadas.

Así, Alemania, gran constructora de vehículos a motor da una solución para mantenerlos mas allá de la improbable fecha límite de 2035: que los combustibles se sinteticen por ¿la hidrogenación del carbono de la biomasa y de la costosa obtención de hidrógeno …?

En Alemania, durante la II Guerra Mundial, ya eran expertos en este tipo de fabricación de combustibles, salvo que el carbono salía directamente de las minas de carbón, con lo que sólo había que recurrir a la obtención de hidrógeno por pirolisis o por electrolisis y así sintetizar hidrocarburos líquidos que pudieran aplicarse a los motores.

Naturalmente el proceso requería tres veces más energía, una tonelada de carbón generaba 300 litros de combustible, que la que producía directamente la combustión del carbón; pero los aviones, tanques y otros vehículos requerían de hidrocarburos líquidos al precio que fuera.

Ahora, el proceso requiere aproximadamente el doble de energía, es decir, seis veces más que la que producen los hidrocarburos provenientes del petroleo y, nada menos, que tres veces más que si el coche fuera directamente eléctrico.

La solución para obtener hidrógeno a partir de biomasa se realiza mediante la pirolisis de la misma, es decir, descomposición térmica en ausencia de oxígeno a muy elevadas temperaturas, lo que requiere elevadas cantidades de costosa energía. Aún así, este proceso resulta menos costoso que la electrolisis del agua, aunque esta última sea más limpia. La pirolisis es un proceso muy complejo en el que intervienen gran cantidad de reacciones de las que se producen compuestos tóxicos como el monóxido de carbono CO.

Con todo, parece más una eco-escusa para postergar de nuevo un futuro imposible, como hemos dicho, al igual que en la mayor parte de Europa han dejado de ser tan “anti-ecológicas” las centrales nucleares...