SINTESIS HISTORICA 4
El análisis genético nos indica que la gran mayoría de seres humanos sapiens que habita actualmente nuestro planeta es el producto de una muy rápida evolución a partir de un grupo de unos cientos o pocos miles de individuos que en el intermedio de una de las últimas grandes glaciaciones, hace sólo 50.000 años se adentraron, probablemente en el inhóspito norte buscando agua y especies que cazar. La capacidad tecnológica era lo suficientemente elevada como para producir armas de caza y defensa, además de poder fabricar embarcaciones lo suficientemente grandes y resistentes para cruzar incluso estrechos y franjas de mares. El poder tecnológico fue lo decisivo como para supeditar a las otras especies existentes, incluso a homínidos como el resistente hombre de Neandertal.
Durante 40.000 años fueron cazadores y ganaderos nómadas que se expandieron por Eurasia e incluso América y dominaron además su ancestral continente África. Con el aumento de población, las zonas de caza se fueron limitando hasta producirse los primeros asentamientos forzados.
En lugar de cazar las manadas de bisontes y otras especies siguiendo sus desplazamientos estacionales, acumularon forraje para alimentar a los animales y establecerlos en un territorio mas limitado y, por tanto, menos conflictivo. Además, el forraje de gramíneas (cereales...) pudo alimentar en circunstancias difíciles a la propia especie humana. Con los primeros asentamientos, se crean las bases de la ganadería y de la agricultura.
Con el establecimiento de las primeras civilizaciones agrarias nacen las fronteras nacionales. Los cambios climáticos, las sequías, la sobrepoblación, en resumen; el hambre; hará que las fronteras se traspasen en todos los sentidos. Las invasiones, las alianzas para evitar el desastre, crearán los grandes imperios, donde una autoridad centralizada someterá a los territorios, pero también hará compartir los bienes. Dentro de una situación general de caos evolutivo, Oriente consigue un mayor nivel de equilibrio que proporcionará una más rápida evolución y sobrepoblación, así como la acumulación consecuente de riqueza y tecnología, favorecido por un lenguaje escrito ideográfico, que facilita el aprendizaje, pero a diferencia del leguaje silábico y alfabético occidental limitará la abstracción y la evolución paralela entre el lenguaje escrito y hablado.
En África, cuna de la civilización, desde el australopiteco hasta el homo habilis, incluso probable del sapiens; unas más favorables condiciones de supervivencia inhibirán la formación de macrosociedades, salvo en la zona norte.
De cualquier forma, salvo un periodo de cuatro siglos, desde el XVII a inicios del XXI, el mayor volumen de la economía mundial habrá permanecido en Oriente, de donde Occidente siempre ha sido dependiente.
Desde las primeras tecnologías, hasta las especias para la conservación de los alimentos y el ganado caballar y de otras cabañas, Europa siempre mostró dependencia de Oriente, principalmente a través de la denominada “ruta de la seda”, codiciado camino que intentaron controlar desde los egipcios a los persas, macedonios y romanos. A cambio de oro y poco más, Oriente proveía a Occidente de los recursos antedichos. El oro marcó las bases económicas durante muchos siglos, ya que era de lo poco que aceptaba el rico Oriente.
Volviendo a los orígenes de los estados, Egipto y el fértil Nilo, así como Mesopotamia con los sumerio-acadios o el Indo, con los Arapanes, además de otros fructíferos deltas de los ríos más orientales, serán los polos de desarrollo económico que permitirán la creación de las primeras grandes civilizaciones 4.000 años antes de Cristo. Con los asentamientos agrarios, se crean las estructuras suficientemente grandes como para el desarrollo de la cultura sapiens-sapiens basada en la comunicación perdurable de conocimientos por escrito al inicio como simples ideogramas. No obstante, las primeras civilizaciones agrarias desde la edad de piedra hasta el bronce quedan muy aisladas entre sí, hasta la revolución del “caballo” algo más de 2.000 antes de Cristo.
Con la doma caballar y la consecuente caballería, pueblos al inicio cazadores más primitivos, pero, como cazadores más vivaces, descienden desde Asia central. Conquistan y se mezclan con las primeras civilizaciones agrarias, uniendo la condición nómada ganadera a la agraria. En sus correrías conjugan civilizaciones, sobretodo en la “autopista de la cultura” que es la ruta del caballo o más conocida como la ruta de la seda.
Los intercambios comerciales harán evolucionar sobretodo en Occidente, menos arraigado culturalmente, el lenguaje desde unas bases ideográficas y geroglíficas hasta el lenguaje silabico y alfabético.
Desde el homo sapiens, la evolución del lenguaje es la evolución del pensamiento. También, la tecnología de la conservación de la escritura permite la transmisión perdurable de la cultura.
Es evidente que las formas de escritura perennes como las tablillas cuneiformes mesopotámicas nos permiten acceder a la historia más que textos escritos en papiro o tablillas de madera o corteza que serían muy comunes en su momento, pero no perdurables.
La evolución de la cultura depende de la evolución de la comunicación. La navegación había permitido comunicarse y crear nuevos asentamientos a los pueblos en todo el mundo desde las primeras culturas sapiens. Hace más de 5.000 años había comunicado las primeras grandes naciones sobretodo en en el sur de Asia, como a los arapanes con los sumerios. No obstante, parece probable que con la “revolución del caballo” que tuvo lugar hace 4.000 años se produjo la expansión intercultural que asimiló y conjugó las virtudes de las culturas anteriormente aisladas, dando paso a partir del 2000 antes de Cristo a la expansión de la tecnología del hierro. Si bien, los pueblos agresivos más nómadas como amorreos, asirios, hicsos, hititas... sometieron de forma violenta a las antiguas civilizaciones agrarias: sumerios, egipcios, o en Oriente, a arapanes por parte de los vedas; la mezcla cultural fue, sin duda, positiva.
El tipo de lenguaje escrito será capital en el futuro para el desarrollo científico de Occidente. En Creta y sobretodo en Fenicia se encuentran los inicios del leguaje silábico, evolucionado del ideográfico y jeroglífico y que alcanzará la perfección alfabética en Fenicia.
El nuevo lenguaje alfabético permite avanzar tan rápido el pensamiento como la escritura y, sobretodo, guardar recuerdo escrito de los idiomas de los pueblos con los que se toma contacto, lo que permitirá crear los lazos de comunicación imprescindibles para establecer las primeras relaciones comerciales, base de una civilización estable.
Algunas culturas como la minoica-micenica, de no haberse dispersado y mezclado con otras culturas “místicas” hubiera podido en pocos siglos alcanzar el nivel de la Ilustración. Los primitivos dorios desplazaron a los jonios pero adoptaron el nuevo lenguaje y, por tanto, la forma de pensar racional, conservando en parte las bases de la cultura griega primitiva más floreciente con poblaciones como Mileto que fueron autenticas minas de la cultura y, sobretodo, más tarde, a partir de las conquistas de Alejandro de Macedonia, el gran centro cultural de la antigüedad: Alejandría.
Los fenicios se asentaron en Asia menor e intercambiaron conocimientos a través de los persas con las más tradicionales pero experimentadas culturas orientales. La cultura fenicia aún mantenía los principios básicos de la observación objetiva de la naturaleza y la forma más racional de comunicarse con los pueblos mediante el comercio, posible gracias a su capacidad de comunicación lingüística y su capacidad de grandes navegantes. Por otra parte, es lógico que quien aprende a comunicarse con otros, también aprende a comunicarse con su propia conciencia, depurando las ideas y, en suma, haciendo evolucionar el pensamiento.
Los cartagineses descendientes de los fenicios fueron a su vez desplazados por los romanos.
El pensamiento romano es mucho más militar y tradicional, que renovador y experimental.
Por otra parte, considera al conocimiento incluso como peligroso sin una administración adecuada, por tanto, debe estar colegiado y sometido a las escalas de poder.
Con Justiniano se une el poder imperial con el dogma impuesto, dando lugar al proto-cristianismo, el dogma religioso intervendrá todavía más en la administración del pensamiento social. Ya con Constantino I, que asume probablemente la personificación del Mesías prometido del judaismo, la figura del emperador se orientaliza, dejando de ser un dios más, para ser dios o su representante en la Tierra, adoptando de nuevo la divinidad faraónica. Pero es con Justiniano y la incorporación de las liturgias induistas como la trinidad, cuando el emperador deja de ser un dios corporal semejante al resto de los humanos. Otros emperadores de Bizancio asumirán el mismo papel, hasta que en la plaza pública algunos son descuartizados por sus sucesores para demostrar su naturaleza visceral humana. Es evidente, que no tomaban las costosas precauciones que los faraones.
Con la revolución del Islam, que se revela al fundamentalismo de Justiniano, y la consecuente pérdida de influencia de Bizancio se produce además la separación de las iglesias cristianas de Oriente y de Roma. Se reedifica el cristianismo creando un nuevo pseudomitraismo, antigua ideológía militar romana proveniente de la ruta de la seda o, mejor dicho del caballo, En los evangelios, la nueva figura del Mesías deja de ser la del emperador de Bizancio para situarse tres siglos antes a Constantino.
Con Mahoma el “arrianismo” islámico considera a Cristo, al igual que Moisés, sólo profetas.
De hecho, probablemente se repite la presencia “considerada apostólica” de los avatares que dicen que no existe dios terrenal personalizado, ya sea: el faraón, Constantino o Justiniano. El mismo mensaje de racionalismo religioso de siempre: Dios está o mejor es el Universo y quienes afirman representar su divinidad son “diablos impostores”.
Si existiera dios, que habría creado la razón en los humanos para conocer el Universo (Dios), no se escondería tras una fe impuesta por unos improbables representantes.
Desde el inicio de la civilización sumeria, quizás la más antigua, en los primeros pictogramas que marcan el inicio de la civilización sapiens-sapiens, dios se representa como una estrella.
La expansión musulmana, entonces mucho más científica que religiosa, pondrá en interacción las culturas oriental y occidental, lo que será capital para la evolución del pensamiento en Occidente. Al lenguaje alfabético occidental le llegará la numeración algebraica.
Si todo lo que se piensa se puede escribir y legarlo a una cultura común, la matemática podrá ir más allá de la limitada geometría griega y podrá avanzar hasta los límites de la cultura, para poderla hacer crítica.
Es decir, la matemática y su aplicación a las culturas menos exactas “la estadística” permitirán despojarse del engaño de la simple palabra. Las cosas ya no serán aceptadas por razones de simple tradición o interés del poder.
Descartes, planteará ya las bases de la duda metódica para librarse de las “manipulaciones culturales del poder”. Es evidente, que la civilización humana requiere someter los intereses individuales a los colectivos y muchas religiones han conseguido con inauditas falsedades someter la voluntad individual a la colectiva y hacer evolucionar de forma pacífica a los pueblos en situaciones precarias. Pero, también por razones ideológicas o religiosas se han iniciado los mayores conflictos cruentos.
Incluso en el siglo XXI, la duda metódica está lejos de conseguir filtrar científica o matemáticamente los tradicionales flujos de desinformación de las estructuras de poder.
Los medios de comunicación no someten en general a ninguna validación estadística las casi siempre interesadas fuentes de información. La globalización de la información, mediante internet permite, no obstante, diversificar las fuentes y seleccionar lo estadístico de lo simplemente reiterado...
La cultura occidental, pese a haber tenido mayor panorama cultural y acceso a la ciencia, se encuentra en clara recesión. El envejecimiento estructural provoca que se encuentre mucho más alejada de sus bases biológicas que otras culturas “más primarias”. La falta de estímulo por el trabajo, de ideales racionales, y un sinfín de intereses sectoriales manipuladores la hacen más débil a las formas más primitivas pero selectivas de cultura. El envejecimiento estructural de Occidente, al igual que en cualquier otra estructura orgánica envejecida, hace prevalecer los intereses sectoriales sobre los globales. En suma, hace prevalecer la estructura sobre la función.
OCCIDENTE:
La incorporación de la matemática al lenguaje y pensamiento alfabéticos fueron el revulsivo que permitió la evolución de la ciencia en Occidente y la segunda revolución industrial “arrastrada” por la máquina de vapor, hace sólo dos siglos.
Desde entonces, Occidente ha permanecido en una situación de privilegio inusual con relación a la multimilenaria civilización oriental. De cualquier forma, la tercera revolución industrial, la informática, iniciada en Occidente, ha obtenido un terreno mejor pastado en Oriente y la producción industrial se desplaza hacia la casi siempre sosegada y laboriosa cultura oriental. El capital, por fortuna, no tiene: ni patria ni dios ni rey. El poder económico norteamericano e incluso el más intervenido europeo se están desplazando a las crecientes economías orientales. Por mucho que los intereses políticos occidentales intenten evitarlo, no dejan de ser simples instrumentos del poder económico ya que de el emanan y, por tanto, a el se someterán. Sin duda, mucho peor seria lo contrario... cuando el poder económico se somete al político. La historia no guarda ningún capítulo positivo de tal inversión...
Occidente, y sobretodo Europa, presentan graves problemas de hipercrecimiento estructural, producido cuando la propia estructura, ya sean grupos políticos, gremios, etc... supedita a sus propios intereses el conjunto de la función social. La economía europea no podrá ser competitiva, con costes más caros y con sólo los dudosos privilegios de: “la marca”, “el diseño”, confusas e interesadas razones ecológicas y, poco más... Las barreras arancelarias para protegerse de los mercados orientales, lo son siempre en un doble sentido y se pueden pagar a la larga muy caras...